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“El acoso callejero es violencia contra las mujeres”, es una Campaña del Ministerio de la Mujer de la República del Paraguay, realizada con el apoyo de la Itaipu Binacional y el Programa Regional ConVoMujer de la Cooperación Alemana GIZ, en el marco de sensibilización y prevención contra la violencia hacia las mujeres.
La Campaña, busca concienciar en el derecho a que hombres y mujeres puedan transitar con igual libertad y sin miedo; que los espacios públicos y privados sean un lugar de encuentro entre personas que se reconocen como iguales y donde ninguno busca imponer sus deseos al otro.
El acoso callejero es una de las formas de violencia simbólica más naturalizadas y definida como “las palabras y acciones no deseadas llevadas adelante por desconocidos en lugares públicos que están motivadas por el género e invaden el espacio físico y emocional de una persona de una manera irrespetuosa, rara, sorprendente, atemorizante, o insultante”.
Cuando hablamos de acoso sexual callejero nos referimos a una gran gama de prácticas como silbidos, comentarios sexualmente explícitos o implícitos, masturbación pública, tocamientos, entre otros; del que son victima cotidianamente las mujeres en las calles o en el transporte público.
El acoso sexual callejero es tal vez la forma de violencia más común que padecen las mujeres todos los días y, pese a ello, es la menos legislada. Peor aún, es la forma de violencia culturalmente más aceptada: los hombres que hacen comentarios sexualmente agresivos a las mujeres no ven su acción como violencia; por otro lado, las mujeres rara vez se defienden de estas acciones y hasta las consideran “normales”, porque asumen que el acoso callejero es el precio que hay que pagar por ser mujer y transitar sola por la vía pública.
El acoso callejero forma parte del círculo de violencia de género, con la diferencia de que sucede en la vía pública y con desconocidos.